José Emilio Pacheco y Jesús
Cisneros
Conaculta Libros
26 Págs.
Dices mi nombre si callas. Así comienza El espejo de los ecos: nombrando el silencio. Toda una declaración
de principios para un libro de adivinanzas. No es casual. Una adivinanza es la
excusa perfecta para aclarar qué son el silencio, el agua, el lenguaje, el eco,
el humo, el espejo, el pez y el pescado, la uva y la pasa, el pan, la noche y el
día y, finalmente, el sueño.
La premisa es simple: quien pregunta dice más que
quien responde. Estoy en todas las casas
/ o al menos debería estarlo. / Noche y día te acompaño / y sólo me ves si
falto. Con este giño, José Emilio Pacheco nos hace cómplices de la honda
sabiduría encerrada en cada acertijo y que, como en las adivinanzas, solo
adquiere sentido cuando la completa el lector. Gracias a mí / no eres piedra. / Por mí / dominas el mundo.
El tono de proverbio subraya las ilustraciones de
Jesús Cisneros. Delicadas como un jardín zen, consiguen trasladarnos a un
tiempo donde las adivinanzas eran avisos para no pasar por alto la belleza y la
importancia de lo cotidiano. Cambio de
forma / y soy todo. / Porque sin mí / no habría mundo.
Un libro para filosofar jugando.